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martes, enero 26, 2010

Hempel 100%

EL HOMBRE DE BOGOTÁ

La policía y el servicio de emergencia no le afectan en absoluto. La voz del esposo suplicante no produce el efecto esperado. La mujer sigue en la cornisa, aunque amenaza que no por mucho tiempo más.
Me imagino que soy yo quien va a tener que disuadirla para que no se tire. Veo la situación, y sucede de la siguiente manera:
Le cuento la historia de un hombre de Bogotá. Era un hombre rico, un industrial al que secuestraron para pedir un rescate. No era un drama televisivo; su mujer no podía llamar al banco y, en veinticuatro horas, le resultaba imposible disponer de un millón de dólares. Le llevó meses reunir reunir esa cantidad. El hombre tenía una afección cardíaca, y los secuestradores tenían que mantenerlo con vida.
Escuche ésto, le digo a la mujer de la cornisa. Sus captores le obligaron a dejar de fumar, le cambiaron la dieta y le forzaron a hacer gimnasia todos los días. Lo tuvieron bajo ése régimen durante tres meses.
Cuando se pagó el rescate y liberaron al hombre, su médico le hizo un chequeo. Comprobó que el estado de salud del hombre era excelente. Le digo a la mujer lo que dijo aquel médico: que el secuestro era lo mejor que podía haberle ocurrido a aquel hombre.

Quizá no sea una historia adecuada para que alguien decida bajar de una cornisa. Pero la cuento la intención de que la mujer que está subida en la cornisa se haga una pregunta, la pregunta que se le pasó por la cabeza a aquel hombre de Bogotá. Se preguntó cómo sabemos que lo que nos ocurre no es bueno.

Amy Hempel - Cuentos Completos




Amen.

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Escuchando: La Roux – Bulletproof
via FoxyTunes

miércoles, enero 20, 2010

Opinadores

Uno no se da cuenta de que no ve bien, hasta que un oftalmologo no le dice que realmente no ve bien. Este lo sabe por comparacion de la agudeza visual que demostramos, con la que deberiamos tener en base a una serie de datos estadisticos, fisicos, etc.
Del la misma manera, uno no se da cuenta de que vive sumido en el error, hasta que alguien con la suficiente perspectiva no le dice que, efectivamente y como tal vez intuia, su vida es un pequeño (o tal vez enorme) caos.
No existen profesionales dedicados a este inexplorado campo, a valorar la manera de vivir de la gente. Aunque amateurs que se creen profesionales... de esos hay a cascoporro. Opinadores con mucho ojo para lo ajeno, y sin embargo totalmente ciegos para lo propio.

domingo, enero 17, 2010

Encontrar

El día que me di cuenta que para encontrar no hay que buscar, pensé: vaya, debería haberme dado cuenta antes.
En realidad era obvio: siempre encontraba las gafas a los 5 minutos de haber dado su localización por imposible.
Y durante años, durante toda una vida; breve, según qué punto de vista, pero... ¡toda una vida al fin y al cabo! Durante todo ése tiempo, ha sido un constante esfuerzo. Por hacer por encontrar: algo, alguien, respuestas, preguntas, cosas. No me daba cuenta de que cuanto más revolvía el suelo, más polvo levantaba que me impedía ver con la claridad necesaria.
Y la verdad es que cuanto más te esfuerzas por encontrar, menos encuentras.
Porque es así. Es Gracioso si lo piensas. Gracioso con G mayúscula.
Es cuando no buscas cuando encuentras. Es cuando no necesitas cuando aparece. Es cuando ya lo das por perdido. Es siempre así.

Así que si te sientes en el fondo. Si te quieres morir. Si ya nada tiene sentido. Alégrate, porque estas a punto de encontrar. Y solo el destino (tú destino) sabe el qué.

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Escuchando: Haujobb – Penetration - Assembalge 23 Rmx
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