Se que no soy perfecto. Se que disto mucho de serlo.
Uno de mis innumerables defectos, es mi orgullo infinito. A lo largo de mi vida, me ha traído siempre problemas, y muy pocas ventajas. Por no decir ninguna.
Me cuesta tanto recular, pedir perdón o dar el brazo a torcer... Principalmente, porque nunca creo estar equivocado. Aunque lo esté.
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Escuchando: Haujobb - The Noise Institute
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7 comentarios:
Siendo tan ego como dices es un puntazo que lo sepas ver, felicidades!
Estoy de acuerdo con Lilith, parece que en este post te lo has tragado.
A veces tener mucho "orgullo" sale demasiado caro. Y lo pongo entre comillas porque, de vez en cuando, lo que nosotros creemos que es tener orgullo, es más bien comportarse de una forma un poco idiota. Sobretodo porque la mayoría de las veces no consigues nada y puedes perder mucho.
¡Ey! Tranquilo. Los egoístas vivimos más. Y a veces, incluso mejor. Siempre que no te topes con otro de nuestra especie, claro.
Ahá, lo malo de cuando nos ponemos orgullosos, es que no vemos más allá de nuestras narices, y eso es una lástima, te lo digo yo...
Más saludos.
No creo que sea tu caso el tener orgullo,si fuera asi serias muy seguro de ti mismo, sin la vena introspectiva que te caracteriza.
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