Hace unas cuantas horas, aprendí otra lección: no solo hay que tener en cuenta si te han apoyado o no en momentos importantes para valorar a tu circulo de allegados, porque es aún mas relevante la cotidianeidad. Puntos de inflexión en tu vida, va a haber pocos. El resto van a ser dias corrientes y molientes.
¿De que me vale que me apoyen cuando necesito desesperadamente ayuda, si a diario me estan puteando?
A veces, las situaciones aparentemente menos importantes, son las que lo deciden todo.
[Escuchando: OBK Silica Gel Remix - - A ras de suelo (5:46)]
3 comentarios:
A mí me sucede que a la gente no la quiero a mi lado para los momentos malos, como cura o confesor, de hecho, por alguna extraña razón o falta los momentos malos tiendo a comermelos solitos y no se los menciono ni a mi santita del cielo. A mí la gente me gusta en un día a día, cuando no quiero aburrirme, cuando busco algo que hacer, cuando quiero hablar con alguien aunque sea para no decir nada.
Cuando llega el momento de las miserias lo único que necesito es que me dejen en paz, y la mano solo me la den si se la pido, por favor.
Efectivamente, a mí tampoco me vale que intenten ser el remedio de la puta misma enfermedad que han creado ellos mismos.
Siempre será mejor quien esté ahí todos los días, sin grandes gestos ni tocar las pelotas, pero que sepas que está y no los grandes amigos de ocasiones especiales y puñalada cotidiana.
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