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sábado, julio 03, 2004

Remembranzas

Debia tener entre diez y once años. Mas o menos lo mismos que tenia Carlos, nuestro amigo del pueblo. Mi hermano, dos mas. Era verano, y como siempre, nos habiamos ido a Ourense, a la casa de mi tia abuela. Debia ser finales del mes de Julio y principios de Agosto, pq hacia un calor de cojones.

Hacia poco, la perra del señor q vivia en frente de la casa de Carlos, cuyo nombre no recuerdo, habia tenido cachorros. El hombre intento regalarlos, pq ya no queria tener mas animales en casa. El caso es q hubo tres a los q no les encontro dueño.

A los pocos dias, a eso de las cuatro de la tarde, con un calor infernal, llamo Carlos a la puerta de la casa de mi tia.

¡El viejo va a sacrificar a los cachorros!

Nos dijo con su acento gallego. Asi q nosotros, decidimos q los salvariamos. Tal cual estabamos (yo llevaba chancletas de estas de playa) salimos corriendo en direccion a la casa del viejo.
Las casas de por alli, suelen tener en la parte de atras un terreno, en el cual normalmente, hay plantadas vides. Asi q aprovechamos la circunstancia, y nos metimos por las cepas de la casa del viejo. Una vez llegamos a la parte de atras de su casa, aun ocultos tras la ultima linea de vides, le pudimos ver. Estaba tapando el agujero. ¡Los habia enterrado vivos!
Decidimos esperar agazapados a q se marchase, para emprender las labores de rescate. Los segundos se hicieron horas, pero al fin, el viejo termino y se largo en direccion a su casa. Cuando se hallaba a una distancia prudencial, salimos los tres corriendo. Empezamos a buscar entre la tierra revuelta, apoyando la oreja en el suelo hasta q mi hermano o Carlos, no recuerdo quien, dijo:
¡Estan aqui!¡Los oigo!

Rapidamente empezamos a quitar la tierra con nuestras manos. Hasta q llegamos a los animalitos. Por suerte aun estaban vivos. Cuando estabamos celebrando el haberlo conseguido, nos dimos cuenta de q el viejo, alertado por nuestros gritos de emocion o algo, se habia pispado de todo, y venia gritando hacia nosotros. Asi q salimos escopetados de alli, por entre las cepas. Recuerdo q perdi una chancleta en el recorrido.
Al llegar a mitad de camino, nos separamos. Carlos fue a su casa por un camino oculto por la vegetacion y se llevo a los cachorros. Nosotros nos fuimos a casa de mi tia.

Vagamente, puedo hacer memoria de q se monto un buen follon con aquello. Realmente, no recuerdo q acabo pasando con los cachorros (supongo q los sacrificaron iwalmente), ni como acaba la historia. Simplemente acabo de acordarme de todo esto, de repente, y lo estoy escribiendo antes de q se me vuelva a olvidar. Ya sabes, una remembranza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Habrá un cielo para perros? Ni si quiera sé si hay un cielo para hombres... Mua.